El presente trabajo aborda el análisis del fenómeno de la violencia en el contexto de los conflictos agrarios. Se trata de una aproximación al uso político de la violencia, en tanto que violencia coercitiva, cuyo propósito es el control o gobierno de una población. Los conflictos agrarios que tuvieron lugar en las primeras décadas del siglo veinte en Colombia generalmente son caracterizados como fenómenos sociales que tuvieron repercusiones económicas y políticas. A estos conflictos se les atribuyen cambios en la estructura de la propiedad agraria y en la dinámica de las relaciones laborales en el campo; la redistribución de los excedentes generados por la producción cafetera; la eficiencia en el uso intensivo de la tierra y la decadencia de la hacienda tradicional como unidad de explotación económica; la formación de una coalición de gobierno de centro-izquierda que lleva al poder al Partido Liberal después de un largo período de hegemonía conservadora; y los cambios constitucionales y legales que se produjeron durante el gobierno liberal de López Pumarejo. Otros elementos de los conflictos agrarios como las organizaciones campesinas y su articulación con los partidos de izquierda que se crearon en los años veinte, también son considerados.
Las principales causas de los conflictos se suelen esquematizar como un entramado de luchas por la propiedad de la tierra entre colonos campesinos, indígenas y hacendados; disputas por las mejoras en los terrenos de las haciendas por parte de los arrendatarios; y problemas de escasez de mano de obra en el campo. No obstante, en el conjunto de trabajos sobre los conflictos agrarios, la violencia no deja de ser un fenómeno marginal y episódico, el producto natural y la manifestación de la polarización de intereses de campesinos y hacendados en sus fases más agudas. En ocasiones, se superponen las causas de los conflictos con las descripciones y explicaciones sobre la violencia.
La violencia se suele presentar como un instrumento de represión del aparato estatal que representa los intereses de los hacendados en contra de los campesinos, y también como un instrumento de la lucha del campesinado por mejorar su posición económica. No faltan las descripciones de la violencia en los conflictos agrarios como teatros de sangre y arbitrariedades. Estas descripciones inhiben el trabajo analítico y empírico de la violencia a nivel micro, donde se producen las interacciones individuales, lo que explica la ausencia de un trabajo sistemático en este nivel sobre el fenómeno que trascienda las anécdotas y testimonios.
Por el contrario, este trabajo coloca en el centro la comprensión del fenómeno de la violencia. Pretende poner a prueba las proposiciones dominantes como las formuladas por LeGrand y otros investigadores, según la cual la violencia fue empleada en el contexto de los conflictos agrarios por los hacendados contra los campesinos para despojarlos de sus tierras y obligarlos a ofrecer su mano de obra en las haciendas. Por parte de los campesinos, la violencia es un instrumento de lucha y de resistencia. Esta vaguedad no permite identificar las condiciones que en uno y otro caso conducen al empleo de la violencia, como tampoco explica las variaciones en el uso de la violencia de una región a otra. Este trabajo pretende aportar los elementos para explicar estas variaciones y, más interesante aún, para entender en qué condiciones los actores políticos recurren a la violencia y cuando se abstienen de hacerlo.
La teoría de Kalyvas, en que se fundamenta este trabajo, ofrece un enfoque analítico para explicar y predecir el fenómeno de la violencia política en el contexto de la guerra civil. Este trabajo pretende aportar elementos para el trabajo empírico y analítico en relación con la violencia en contextos diversos como los conflictos agrarios, que puede contribuir a campos como la resolución de conflictos políticos, la regulación y los cambios institucionales en materia de conflictos agrarios◙